El Hostal de las Sierras donde nos alojamos no ofrecía servicio de desayuno ni de agua para el mate, eso si, uno puede entrar y salir las 24 horas sin problemas, está siempre abierto. Caímos al Hostal porque no hay otro, es el único hotel de Achiras abierto fuera de temporada. Cuando bajé del Deka para ver si tenían una habitación para nosotros di los primeros pasos de otro viaje, pero en el tiempo. Me atendió un señor con calma pueblerina y me preguntó,-¿Una matrimonial?-
-No, somos padre e hijo-
-Tengo una habitación, pero no anda el control remoto...-
-¿?-
-No funciona el control de la tele, digo, por el pibe...-
-No se preocupe, yo soy el hijo, ando con mi viejo.-
Así continuamos repasando los detalles del trámite, hasta que le dí mi nombre para el registro. Se quedó con la lapicera congelada a medio escribir y me miró a los ojos con una sonrisa nostálgica.
-Yo te conozco de chico...fuí profesor tuyo en segundo año...-
Ahí se me disparó una ráfaga de nombres y de rostros que me llevó directo a aquel profe de geografía de segundo. ¡Que
golpe!
¿Que hacía mi viejo profesor de geografía, por estas latitudes? ¿Que pasó con aquel profesional exitoso con quien fantasiaban mis compañeritas? Sin vueltas me contó su historia. Así como los gauchos desgraciados por algún crimen cometido, huían al desierto indio, mi profe después de una intrincada trama económica que mezcla crisis, estafa, usura, y otras delicadezas del tipo, quedó en la lona como nunca hubiese imaginado y llegó a este hotel en busca de cierta tranquilidad. Cuando se le acabó la plata que traía le ofrecieron un canje de alojamiento y comida por conserjería y afines. Por otras geografías andan sus hijos y su mujer. Hace ocho años que vive en esta especie de exilio interior. No está prófugo de la justicia, solo del pasado. -Y bueno,-le dije- Nunca hay que volver donde uno fue feliz.-
Me miró agradecido y me dijo,-Que buena frase, nunca lo había pensado así.-
Lo que yo no había pensado era que esa frase iba a disparar otro recuerdo y que le iba a contar a mi viejo una historia de amores y desencuentros que él desconocía por completo. Para eso sirven los viajes.
jueves, 25 de septiembre de 2008
Cuarta etapa (2° Parte)
Publicado por GHC en 12:51
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